El autor es William Arens, un antropólogo que afirmaba que después de revisar toda la literatura existente no había encontrado una sola prueba sólida de que la antropofagia hubiera existido como costumbre aceptada en algún pueblo de la antigüedad o del presente, exceptuando claro está, el canibalismo por supervivencia.
En el prólogo el autor comienza explicando que la idea le vino cuando quiso hacer un curso llamativo para los jóvenes y el canibalismo le pareció un buen tema. Pero al buscar documentación sobre el tema, encontró que casi toda provenía de relatos fantásticos o poco creíbles.
Simplemente el canibalismo había sido aceptado a priori como una característica de todos los pueblos antiguos no occidentales, y por lo tanto muchos relatos fantásticos o sin evidencia física eran aceptados sin ninguna crítica, mientras que relatos similares referidos a pueblos europeos simplemente eran desechados.
Por ejemplo, comenta que en los archivos de Human Relations Area Files, en la sección sobre canibalismo, no había ningún pueblo europeo, a pesar de los relatos de Strabo de que los escitas eran caníbales o que los irlandeses antiguos también fueron acusados de caníbales, en cambio los Ainu tenían una referencia en canibalismo… porque un explorador blanco escribió que ellos NO eran caníbales...
El libro analiza los caníbales clásicos, como los pueblos de áfrica, el caribe, los aztecas, etc.
El autor incluye varias anécdotas personales de su trabajo de campo en Tanzania, donde llegó buscando relatos de canibalismo, pero lo que encontró es que los habitantes de la zona eran los que creían que los blancos eran caníbales y que le sacaban sangre a los habitantes para enviarla como alimento a inglaterra. Pero ese tipo de relatos son desechados como meras fantasías, mientras que lo inverso no ocurre.
De alguna manera el caníbal siembre es el pueblo o la nación vecina. Los chinos acusaban a los coreanos de caníbales, los coreanos a los japoneses, los mexicas acusaban de caníbales a los purépechas
En el caso del Caribe, nos relata que Colón fue el primero en acusar a algunos de los habitantes de ahí de antropofagos, aclarando también que tenían cara de perro. Misteriosamente la población de antropofagos aumentó súbitamente cuando el papa declaró que no era lícito esclavizar a los nativos… a menos que fueran antropofagos. Tanto, que la palabra “caríba” se convirtió en sinónimo y se convirtió en “canibal”. Hay que añadir que existe muy poca evidencia de antropofagia en la zona. Aunque no se puede afirmar que no existió antropofagia, ciertamente no existió a un nivel como para justificar esclavizar a la mayor parte de la población de esa zona.
También los aventureros del siglo XIX en áfrica nos tienen incontables relatos de canibalismo, podemos tomar como referencia a los famosos aventuro y misionero David Livingstone quien exploró el áfrica central a pie, solamente con un guía, y quien afirma que nunca encontró evidencia de canibalismo, en el extremo opuesto tenemos al periodista Henry Morton Stanley , quien emocionaba a sus lectores (cobrando por cada palabra que escribía) mientras encontraba caníbales en cada pueblo que se enfrentaba.
Citando una opinion de la época:
"En resumen, este libro solo tiene un éxito parcial. Arens logra demostrar que la evidencia del canibalismo es a menudo débil, incluso para los ejemplos mejor documentados. También presenta interesantes hipótesis sobre el tema de por qué la gente en general, y los antropólogos en particular, están tan dispuestos a aceptar su existencia a pesar de esta falta de evidencia. Las ideas de este libro deberían servir para estimular nuevas investigaciones sobre estos temas. Desafortunadamente, sin embargo, Arens no apoya satisfactoriamente su tesis principal de que no existe documentación adecuada para el canibalismo en ninguna cultura. , un argumento que parece demasiado el resultado de las convicciones personales del autor y demasiado poco el producto de una cuidadosa investigación ".
Ahora un spoiler.
Si se ha encontrado evidencia de el canibalismo como costumbre, pero los casos son bastante aislados y debería ser necesario desechar la mayor parte de los viejos relatos tradicionales.
Como ejemplo tenemos a Marvin Harris , en su libro “Cannibal Kingdom" donde decía que la razón de los sacrificios humanos aztecas era por conseguir carne, y que se sacrificaba a gente como ganado para ello en cantidades de cientos de miles… El problema es que al no encontrar pruebas acusó a los antropólogos mexicanos de ocultarlas. Hoy nadie duda del canibalismo entre los Mexicas, pero los pocos restos que se han encontrado están muy lejos de ser el Reino Caníbal que pintaba Harris.
Conclusión
A pesar de que su tesis principal está equivocada, sigo recomendando el libro, pues nos enseña una vieja parte de la antropología, y nos permite ver de otra manera los relatos del pasado